Arranca este sábado en el Teatro Auditorium. Las personas que asisten conocen a referentes del teatro local, sus estéticas y dinámicas de trabajo. Este sábado estarán Mariela Kogan y el colectivo Musa Híbrida.
Luego de liderar durante trece años la Escuela de Espectadores de Mar del Plata, que este sábado volverá a funcionar en el Auditorium, Pablo Mascareño tiene una opinión clara: “El teatro de Mar del Plata respira con oxígeno propio”.
A las 17 de este sábado, regresará a la sala Nachman del mencionado complejo el ciclo que se dedica a analizar a grupos teatrales, directores, directoras y espectáculos teatrales de esta ciudad.
En charla con LA CAPITAL, Mascareño contó que el ciclo comenzará con la entrevista abierta al grupo Musa Híbrida, que produjo el espectáculo “Carne” durante toda la temporada de verano. El colectivo de teatristas, que lidera Martín Pereyra, propone “una de las posibilidades expresivas más interesantes que hoy podemos encontrar en la ciudad”, dijo Mascareño.
Además, en el primer encuentro también estará la narradora oral Mariela Kogan, responsable del Festival Cuentamares, que se realizará durante este mes en diversos espacios.
“Cada comienzo de temporada implica nuevos desafíos -dijo Mascareño, quien es crítico teatral y periodista-. La idea de este año es ir en busca de aquellos referentes que proponen nuevas experiencias poéticas, que nos permiten pensar el teatro desde lugares más disruptivos. Haremos mucho foco en lo nuevo o en aquello no tan transitado, buscando epifanías que nos posibiliten acercarnos al acontecimiento teatral desde otros sitios menos recorridos”. También habrá espacio para las propuestas de aquellos nombres referenciales del teatro de la ciudad, dijo.
Creada por el teórico teatral Jorge Dubatti, las Escuelas de Espectadores son experiencias de formación no tradicionales que se desarrollan en diversas partes del país, e incluso en España. En esta ciudad, las personas interesadas asisten los primeros sábados de cada mes y conocen las propuestas de los grupos que integran el teatro independiente de esta ciudad.
“La Escuela de Espectadores de Mar del Plata es una de las más longevas y con mayor matrícula, luego de la de Buenos Aires. Siempre formamos parte del Teatro Auditorium, lo cual permite un ingreso libre y gratuito. Hoy contamos con más de trescientos inscriptos, con la lógica rotación de asistencia, pero siempre sosteniendo un número muy alto para una propuesta de este tipo”, admitió el periodista. Las personas con ganas de participar podrán hacerlo inscribiéndose al mail: escueladeespectadoresmdp2016@gmail.com
“A fines del año pasado participé de un Congreso de Teatro en Barcelona, orientado a la formación de espectadores, y debo decir, con no poco orgullo, que la experiencia de Mar del Plata sorprendió por su envergadura”, agregó y agradeció la apertura para este ciclo que ofrecio el director del espacio, Marcelo Marán.
-Después de tanto tiempo, tendrás una opinión más fina, más depurada sobre el movimiento de teatro marplatense. Sabemos que es grande, dinámico y heterogéneo, ¿qué otras cosas ves?
-La tradición del teatro marplatense es muy rica. A nosotros nos toca pensar esa historia de décadas, con el pie puesto en los últimos 13 años, período en el que encuentro un ensanche cualitativo y cuantitativo de la actividad. Desde ya, hacemos una curaduría en cuanto a los materiales a analizar, lo cual nos exige un gran trabajo de selección, buscando pluralidad y diversidad, algo que hoy propone de sobra el teatro de la ciudad. No son pocos los teatristas marplatenses que transitan un lenguaje propio, sin mirar hacia Buenos Aires como faro, y eso me resulta sumamente interesante, más allá de que no se pueden obviar referentes indiscutidos de la escena nacional como Ricardo Bartís, Mauricio Kartún o Emilio García Whebi, o Paco Gimenez, de Córdoba, por solo mencionar algunos. El teatro es un acontecimiento que dialoga desde su territorialidad con el mapeo más amplio ya no sólo de Buenos Aires, sino de otros puntos del país y el mundo. Teniendo en cuenta eso, siento que hoy el teatro de Mar del Plata respira con oxígeno propio.
-¿Qué te aporta en lo personal liderar este ciclo?
-Siempre digo que la Escuela de Espectadores es mi oxígeno, es una parte insoslayable de mi vida. No puedo más que agradecer a todos los teatristas que nos acompañaron en estos años, donde siempre la respuesta es “sí, voy”. Nunca recibimos una negativa a participar y eso es algo que ensancha el alma, tanto mía como la de los espectadores asistentes que sienten devoción por sus artistas. En estos 13 años crecí intelectualmente gracias a las innumerables charlas de los sábados por la tarde, pero, sobre todo, crecí como persona. Eso se lo debo a Mar del Plata, a su teatro, a sus artistas y a toda su gente, y, desde ya, a los integrantes de la Escuela de Espectadores, con quienes compartimos la vida en una comunión poco frecuente, a quienes siento parte de mis afectos.